22 abr 2011

Los voluntarios que abren al Camino las puertas de Santa María de Viana

Retoman estos días tras el parón invernal un servicio que el año pasado recibió a 13.000 personas en esta iglesia a pie de ruta jacobea
Estella, Los Arcos, Viana y el conjunto de la ruta jacobea a su paso por la Merindad muestran de nuevo, tras el parón del invierno, la imagen de los peregrinos en sus calles. Con el pensamiento puesto en ellos y en la idea de darles la mejor de las acogidas, el voluntariado del Camino de Santiago acaba de retomar su actividad en Viana. Su labor hizo posible el año pasado que 13.000 personas, peregrinos en su mayor parte, encontraran abierta la iglesia de Santa María cuando pasaban junto a ella en su ruta hacia Galicia.
La parroquia que alberga en su portada meridional, al pie mismo del Camino, la tumba de César Borgia está disponible cada mañana para ellos aunque no sea horario de culto. Será así desde este mes hasta octubre de la mano de una veintena de vecinos organizados por rotación para permanecer en la iglesia y recibir a quienes pasan junto a una puerta que de otro modo permanecería cerrada la mayor parte de esas horas.
Su actividad sigue esta Semana Santa y no se interrumpirá ya hasta después del puente del Pilar. Cada una de estas personas, vecinos de entre los 50 y los 91 años, dedica una parte de su tiempo a permanecer dentro del templo durante las mañanas, cuando se da la mayor demanda de visitas. De 10 a 13.30 de lunes a sábado la puerta está abierta, se escucha la música de fondo y el colaborador asignado a ese turno espera para dar información si se le pide, poner el sello propio de la parroquia al peregrino o echar una mano cuando hace falta.
Para no pasar de largo
El voluntariado del Camino se puso en marcha hace siete años, con César González Purroy, el actual párroco de San Pedro de Estella, al frente de Santa María y al comprobar que, salvo las excursiones ya programadas y gestionadas desde la Oficina de Turismo, eran cientos las personas que pasaban de largo por la ruta jacobea y dejaban atrás Viana sin conocer una de las joyas de su patrimonio pese a detenerse junto a ella.
La parroquia recurrió entonces a un grupo habitual de colaboradores y les propuso cubrir el hueco. Antes de su implicación, la apertura se vinculaba a las celebraciones religiosas y, sin nadie dentro, se hacía difícil que la iglesia estuviera abierta. Lourdes Hualde García explica que, además de prestar un servicio a la parroquia y a la ciudad, los propios colaboradores se enriquecen cada día mediante el contacto con los peregrinos y sus testimonios.
Consuelo Esparza Crespo, otra de sus compañeras, añade que están allí para lo que puedan necesitar. "Se encuentran con un lugar tranquilo, apacible después del recorrido y en silencio. Muchos te explican los motivos por los que hacen el Camino de Santiago y, si vemos que les interesa, nosotros podemos aportarles unas pinceladas de la iglesia y de la propia historia de Viana", cuenta. Pilar Martínez Cadarso, Carmen Olano Hueto y el resto de integrantes de un equipo mayoritariamente femenino invierten en la recepción al peregrino en torno a hora y media a la semana. El número de vecinos involucrados hace que con ello resulte suficiente para cubrir el grueso de la mañana, cuando con el buen tiempo se dan cita la mayor parte de los que han completado su etapa. "Estamos contentísimas y pagaríamos por venir. Para nosotras supone un orgullo echar una mano y a la vez presumir de todo lo que tenemos en Viana", señalan desde el grupo de voluntariado.
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