25 jul 2011

Las peñas ofrecen lo mejor de sus guisos

Los Navarros tomaron ayer el relevo en las degustaciones populares con sangrecilla de menú
La peña Los navarros, a las puertas de su sede antes de iniciar el reparto de la sangrecilla.

La peña Los Navarros, formada por una veintena de matrimonios, tomó ayer el relevo de sus compañeros, Los Azulones, en los almuerzos que los grupos de amigos de Viana brindan cada mañana a los vecinos, una costumbre con apoyo municipal protagonizada hoy, jornada final, por la sociedad gastronómica Papillón. En el menú, día a día, el choricillo del sábado, la sangrecilla del domingo y las orejas con patas guisadas para el punto final del día de Santiago.
A las puertas de la sede de Los Navarros, en la calle Serapio Urra, un cohete dio la señal a las once de la mañana. Las vallas colocadas alrededor de la mesa donde se dispone el almuerzo se retiraron entonces y comenzó el reparto de una cita culinaria tan arraigada en las fiestas de la Magdalena que la prueba, contaban en la peña, de cambiar por setas la degustación de su día no gustó y se volvió al plato tradicional servido de nuevo en enormes perolas con raciones para unas 400 personas.
Dos cocineros y 400 raciones
Los dos cocineros del día, Pedro Antoñana Garrido y Ángel Vicente Aguirre, trabajaron varias horas para tener listos los 63 kilos de sangrecilla e iniciaron a las 7.30 de la mañana la elaboración de su guiso. "El secreto principal es el aceite caliente, empleamos unos 15 litros de aceite de oliva con mucha cantidad de cebolla también. A la gente le gusta mucho, está acostumbrada a ello y la hemos mantenido en el menú de estas mañanas porque, cuando probamos cambiar, no funcionó igual de bien", contaba Pedro Antoñana.

Almuerzos y recorrido de la comparsa constituyen escenas paralelas cuando la ciudad despertó de su madrugada más concurrida, mientras los bares de la franja nocturna limpiaban sus locales ya cerrados. Gigantes y cabezudos concluyeron su pasacalles de la mañana en la residencia de ancianos, en cuyo exterior permanecieron las figuras rodeadas por un público de seguidores numeroso. Desde allí, reanudaron su camino hasta la casa consistorial para tomarse un descanso bajo los porches.
De bailar a los gigantes, que cumplieron con su pasacalles del domingo al ritmo de la charanga Miracuetos, se responsabiliza cada día un grupo de siete personas formado por Francisco Javier Ripa Zurita, Iñigo Garín Bernetxea, Borja Chasco García, Álvaro Díaz de Cerio Cadarso, Juan Andrés Dueñas Lavín, Ibon Portillo Ibáñez y José Miguel Alfaro Ibaibarriaga. En ellos recaen los dos recorridos que la comparsa cubre mañana y tarde por las calles de Viana.

Cuatro monarcas con doble paseo

A diferencia de lo que ocurre en Estella, cuya comparsa constituye una asociación cultural encargada de gestionar las actuaciones festivas aunque recibe para ello subvención del consistorio, la de Viana tiene como titular al propio Ayuntamiento. Los responsables de bailarla cada día son o bien trabajadores de la brigada de servicios o personal con el que se cuenta para esta tarea a lo largo de las cinco jornadas de fiesta. Hoy, festividad de Santiago, los dos monarcas cristianos y los dos reyes moros lo harán por última vez tanto a las diez de la mañana como a las seis de la tarde, cuando se despedirán hasta las próximas fiestas. Su presencia resulta siempre seguida por una multitud de padres con sus pequeños como la que avanzaba ayer por el tejido de calles del casco antiguo.

175 chicos de distintas cuadrillas celebraron una comida popular

Fue una reunión masculina, después de que el sábado hubiese tenido lugar la misma cita entre las chicas
Chavales de distintas edades se reunieron en la calle Tidón para celebrar la Comida Multicuadrillas.


viana. Un total de 175 chavales, todos hombres, de distintas cuadrillas de Viana se reunieron ayer en la calle Tidón para celebrar la VI Comida de Multicuadrillas de la localidad. El día anterior les había correspondido el turno a las chicas, que, en el mismo escenario, celebraron su día.
Todo empezó hace seis años como una anécdota. Unos cuantos chicos de cuadrillas de la ciudad organizaron una comida y la chicas, "ofendidas", organizaron ese mismo día, rápidamente, otra comida paralela. Ese hecho se convirtió al año siguiente en uno de los actos incluidos en el programa de fiestas de la Magdalena, la Comida Multicuadrillas. Cada quien, chicos y chicas por separado, come en una zona y después se van juntando a lo largo del día y bromeando durante toda la jornada. Este año ha sido la primera vez en que no se ha celebrado el mismo día la comida de chicos y de chicas. "Estaba previsto que fuese el sábado pero los chicos decidimos pasarlo al domingo porque pensamos que no habría tanta gente y sería más tranquilo", explicó Joseba López García de Jalón, de la cuadrilla La bodeguilla, a quien le correspondió organizar la comida masculina este año.
el menú La organización de este evento va rotando por las distintas cuadrillas que participan. En esta ocasión le ha correspondido a este grupo de chavales de entre 19 y 20 años. En la comida participan jóvenes desde 18 años hasta 30 o más. "Todo el mundo es bienvenido, aquí no se pone pegas a nadie", añadió López. El menú de ayer consistió en macarrones y pollo con patatas. Cada persona que se apuntó tuvo que abonar 15 euros, pero el precio incluía la comida, la bebida y una camiseta conmemorativa de la VI edición de la Comida Multicuadrillas.
Tras el ágape, todos juntos, con pancartas que ya anunciaban una larga jornada de fiesta, fueron recorriendo las calles y los bares de la ciudad hasta que el cuerpo aguantó, este año sin mujeres que les diesen la réplica. La intención para el año que viene es continuar con este evento pero volver a hacer coincidir a chicos y chicas.
Por otra parte, el día de ayer contó también con uno de los espectáculos más divertidos, el encierro de toros de agua, que se prolongó desde las once de la mañana hasta la una de la tarde. En él, las cogidas fueron sustituidas por chorros de agua.

Día para los pequeños

Hinchables, chocolate, choricillo y champiñones fueron los platos fuertes
Los hinchables y otras atracciones infantiles congregaron a los niños en la calle Serapio Urra.


viana. El tercer día de las fiestas patronales de Viana estuvo dedicado a los niños. Ayer ellos fueron los protagonistas de buena parte de los actos organizados. La jornada comenzó con una chocolatada en la plaza de Los Fueros para los más pequeños, pero también para todo el que quiso acercarse a recoger un vaso. Se repartieron un total de 60 litros de chocolate, preparado por la panadería Rubio, y 15 kilos de bizcochos. Clara García Miró y Sonia Echeverría Santa María fueron las dos empleadas municipales que desde primera hora de la mañana se encargaron de ir sirviendo las raciones, con la habilidad de agarrar los vasos sin abrasarse. Y es que, para que se mantenga caliente, el chocolate llega casi hirviendo y, al servirlo en vasos de plástico, deben tener cuidado. "Los primeros que han aparecido han sido tres jóvenes que estaban de empalmada. Nos han ayudado a mover las garrafas y se lo hemos agradecido con las primeras raciones de chocolate y bizcochos. Se han hecho fotos y todo", comentó García. Por su parte, Echeverría manifestó que en la fila se habían ido alternando niños y mayores, "aunque los más puntuales han sido los jubilados, no fallan nunca, pero hay chocolate para todos".
muchos niños El pasacalles, las bombas japonesas y el chocolate congregó a decenas de chiquillos en la plaza de Los Fueros, entre ellos estaban tres primos, Mario y Alicia Juanes Ábalos, de 9 y 7 años respectivamente y Germán Sanz Ábalos, de 4. Los primeros viven en Logroño pero pasan el verano en casa de su abuela, en Viana. Estaban entusiasmados con las fiestas de la localidad y pretendían disfrutar de lo lindo. A Alicia lo que más le gustó ayer fue el hinchable del "dragón verde" y, aunque le da un poco de pereza madrugar para el pasacalles, aseguró que "es una de las cosas que más me gustan y también todas las degustaciones", dijo. Su hermano no se decantaba por ningún acto concreto "es que me gustan todos, hasta el toro de fuego, que me atrevo a correrlo", reconoció. En cuanto a las degustaciones, ayer comió su ración de choricillo, "la que más me gusta de todas las comidas que dan", añadió. A Germán le encantan las migas y el chocolate y disfruta mucho con el pasacalles. Según explicó, no le gusta tanto el toro de fuego, los cohetes y los fuegos, "porque hacen mucho ruido y me asustan un poco". Sin embargo se entusiasma con la procesión de la Magdalena. "Me encanta llevarle flores, las banderas, la cruz, todo", comentó emocionado.
El día de ayer contó también con una de las degustaciones más tradicionales en la ciudad, la de choricillo asado, preparado por la peña Los Azulones, quienes llevan varios años cocinándolo para los vianeses. En total repartieron 80 kilos de choricillo. Después de tanto tiempo encargándose de esta degustación, la peña ya cuenta con la infraestructura para asarlo, un total de seis enormes parrillas con sus planchas para las brasas. Francisco Ibar Álvarez, uno de los responsables, explicó que "el secreto está en tener mucha paciencia y asarlo sin prisa porque si se queda crudo, a la gente no le gusta". Aunque con los 80 kilos que se asan cada año dan para muchas raciones, comentó que "si estuviésemos tres días asando, tres días que tendríamos fila para comerlo". Y es que, que se decidiese cobrar cada ración a 0,50 euros desde el año pasado no ha menguado la asistencia de los vianeses a las degustaciones.
Entre quienes ayer se acercaron a por su ración estaba José Antonio Floro, que aseguró que iría a todas las degustaciones, "hay muchas y todas están muy buenas. Además la gente no se aglomera en las filas y se crea un buen ambiente, con gente de todas las edades", agregó mientras alababa el choricillo que acababa de comerse. José Valls también se acercó hasta la plazuela para probar el asado. "Es a la única que vengo, la que más me gusta", comentó Valls.
Pero la cita gastronómica para vecinos y visitantes no acabó ahí. Por la tarde, la sociedad Añoa se encargó de repartir cientos de raciones de champiñones, en la plaza del Coso, momentos antes del encierro de la tarde. Este grupo es uno de los que se ha sumado hace unos años a participar en la organización de degustaciones y parece que van a continuar con la tradición.