25 jul 2011

Día para los pequeños

Hinchables, chocolate, choricillo y champiñones fueron los platos fuertes
Los hinchables y otras atracciones infantiles congregaron a los niños en la calle Serapio Urra.


viana. El tercer día de las fiestas patronales de Viana estuvo dedicado a los niños. Ayer ellos fueron los protagonistas de buena parte de los actos organizados. La jornada comenzó con una chocolatada en la plaza de Los Fueros para los más pequeños, pero también para todo el que quiso acercarse a recoger un vaso. Se repartieron un total de 60 litros de chocolate, preparado por la panadería Rubio, y 15 kilos de bizcochos. Clara García Miró y Sonia Echeverría Santa María fueron las dos empleadas municipales que desde primera hora de la mañana se encargaron de ir sirviendo las raciones, con la habilidad de agarrar los vasos sin abrasarse. Y es que, para que se mantenga caliente, el chocolate llega casi hirviendo y, al servirlo en vasos de plástico, deben tener cuidado. "Los primeros que han aparecido han sido tres jóvenes que estaban de empalmada. Nos han ayudado a mover las garrafas y se lo hemos agradecido con las primeras raciones de chocolate y bizcochos. Se han hecho fotos y todo", comentó García. Por su parte, Echeverría manifestó que en la fila se habían ido alternando niños y mayores, "aunque los más puntuales han sido los jubilados, no fallan nunca, pero hay chocolate para todos".
muchos niños El pasacalles, las bombas japonesas y el chocolate congregó a decenas de chiquillos en la plaza de Los Fueros, entre ellos estaban tres primos, Mario y Alicia Juanes Ábalos, de 9 y 7 años respectivamente y Germán Sanz Ábalos, de 4. Los primeros viven en Logroño pero pasan el verano en casa de su abuela, en Viana. Estaban entusiasmados con las fiestas de la localidad y pretendían disfrutar de lo lindo. A Alicia lo que más le gustó ayer fue el hinchable del "dragón verde" y, aunque le da un poco de pereza madrugar para el pasacalles, aseguró que "es una de las cosas que más me gustan y también todas las degustaciones", dijo. Su hermano no se decantaba por ningún acto concreto "es que me gustan todos, hasta el toro de fuego, que me atrevo a correrlo", reconoció. En cuanto a las degustaciones, ayer comió su ración de choricillo, "la que más me gusta de todas las comidas que dan", añadió. A Germán le encantan las migas y el chocolate y disfruta mucho con el pasacalles. Según explicó, no le gusta tanto el toro de fuego, los cohetes y los fuegos, "porque hacen mucho ruido y me asustan un poco". Sin embargo se entusiasma con la procesión de la Magdalena. "Me encanta llevarle flores, las banderas, la cruz, todo", comentó emocionado.
El día de ayer contó también con una de las degustaciones más tradicionales en la ciudad, la de choricillo asado, preparado por la peña Los Azulones, quienes llevan varios años cocinándolo para los vianeses. En total repartieron 80 kilos de choricillo. Después de tanto tiempo encargándose de esta degustación, la peña ya cuenta con la infraestructura para asarlo, un total de seis enormes parrillas con sus planchas para las brasas. Francisco Ibar Álvarez, uno de los responsables, explicó que "el secreto está en tener mucha paciencia y asarlo sin prisa porque si se queda crudo, a la gente no le gusta". Aunque con los 80 kilos que se asan cada año dan para muchas raciones, comentó que "si estuviésemos tres días asando, tres días que tendríamos fila para comerlo". Y es que, que se decidiese cobrar cada ración a 0,50 euros desde el año pasado no ha menguado la asistencia de los vianeses a las degustaciones.
Entre quienes ayer se acercaron a por su ración estaba José Antonio Floro, que aseguró que iría a todas las degustaciones, "hay muchas y todas están muy buenas. Además la gente no se aglomera en las filas y se crea un buen ambiente, con gente de todas las edades", agregó mientras alababa el choricillo que acababa de comerse. José Valls también se acercó hasta la plazuela para probar el asado. "Es a la única que vengo, la que más me gusta", comentó Valls.
Pero la cita gastronómica para vecinos y visitantes no acabó ahí. Por la tarde, la sociedad Añoa se encargó de repartir cientos de raciones de champiñones, en la plaza del Coso, momentos antes del encierro de la tarde. Este grupo es uno de los que se ha sumado hace unos años a participar en la organización de degustaciones y parece que van a continuar con la tradición.

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